jueves, 14 de diciembre de 2017

Rogue One: Una historia de Star Wars

Título original: Rogue One: A Star Wars Story. Año: 2016. País: Estados Unidos. Género: Aventuras, Ciencia-Ficción, Fantasía. Director: Gareth Edwards. Guionistas: Chris Weitz, Tony Gilroy y John Knoll. Intérpretes: Felicity Jones, Diego Luna, Ben Mendelsohn, Riz Ahmed, Donnie Yen, Mads Mikkelsen, Wen Jiang, Alan Tudyk, Forest Whitaker, Spencer Wilding, Jimmy Smits, Guy Henry, Alistair Petrie.

Cuando Disney compró (dicen que por más más de 4.000 millones de dólares) Lucasfilm (la compañía de, claro, George Lucas) dejó bien claro que iba a expandir la (rentable) franquicia Star Wars sin limitarse a, simplemente, crear nuevas secuelas, como la más que aceptable, y (también) nostálgica, Star Wars: El despertar de la fuerza (Star Wars: The Force Awakens). Durante meses se tantearon varios spin offs, algunos de ellos, como, por ejemplo, una precuela a mayor gloria de un joven Han Solo, con Alden Ehrenreichen, protagonista masculino de la (muy) fallida Hermosas criaturas (Beautiful Creatures), en el papel popularizado por Harrison Ford, están ya en post-producción, pero la primera en estrenarse fue esta que nos ocupa: Rogue One, que, como bien indica su título completo, y para que nadie se despiste, nos narra Una historia de Star Wars (sic).


Dirigida por Gareth Edwards, realizador británico que llamó la atención de los fanáticos del género gracias a la un tanto inclasificable (bueno, podríamos definirla como drama romántico de ciencia-ficción) Monsters (cinta que nos narraba cómo una pareja trataba de huir de una zona infectada y regentada por enormes seres de otro planeta), y que posteriormente, y ya en Hollywood, dirigió el enésimo remake protagonizado por Godzilla (y también por actores como Bryan Cranston, Elizabeth Olsen o Juliete Binoche), Rogue One nos narra cómo un grupo de rebeldes decide robar los planos de la recién terminada Estrella de la Muerte al mismo tiempo que se enfrentan a Lord Sith (Spencer Wilding), aka Darth Vader. Es decir, los acontecimientos de la película se situarían cronológicamente entre los episodios III y IV de la saga espacial creada por Lucas (American Graffiti). De su solvente reparto me gustaría destacar la presencia de intérpretes como Felicity Jones, nominada al Oscar por La teoría del todo (The Theory of Everything), en el papel principal (papel al que optaron las actrices Rooney Mara, su hermana Kate y Tatiana Maslany, de la serie Orphan Black); el mejicano Diego Luna (Y tu mamá también), como (casi) obligado contrapunto masculino; el veterano Forest Whitaker, ganador de un Oscar por El último rey de Escocia (The Last King of Scotland), y el danés Mads Mikkelsen (de la serie Hannibal), como mentor y padre, respectivamente, de nuestra heroína; o Jimmy Smits, repitiendo personaje (el visto en los episodios II y III).

 
Oscura y adulta (quizá la entrega más oscura y adulta de las que conforman la franquicia), Rogue One se presenta como esa precuela que muchos desearon tras visionar la infantil (y fácilmente desechable) La amenaza fantasma (aka episodio I). También se agradece que no sea un subproducto (su presupuesto, estimado en unos 200 millones de dólares, hace que luzca maravillosamente bien) destinado a saquear a los pobres fans o que conjugue, con cierta coherencia, acción (véanse escenas tan logradas como la que tiene lugar durante el último arco o la pelea que mantiene el personaje ciego, al que da vida Donnie Yen, contra varios soldados imperiales), comedia (casi todos momentos protagonizados por el entrañable, y van unos cuantos, androide K-2SO; y sí, su diseño es sencillo pero muy efectivo) y sentimentalismo (centrados principalmente en el personaje de Jones, una pura superviviente que ha tenido que madurar sin la ayuda de sus progenitores; y sí, las comparaciones con el personaje de Daisy Ridley en El despertar de la fuerza son, por los parecidos más que razonables, odiosas). Se disfruta (mucho) más (de la peli y de sus múltiples guiños y cameos) si se es fan irredento del resto de aventuras galácticas de Vader y compañía, pero funciona (igualmente) como casual acercamiento para despistados de esos que no sabrían nombrar ni el título completo de cualquiera de las cintas que la preceden.

Lo mejor: Va de menos a más. Su capacidad para expandir el universo Star Wars recreando una historia de interés (la acción se desarrolla en lugares conocidos e incluso aparecen personaje de gran peso, como Darth Vader) que funciona como ramificación a la trama principal narrada en todas las cintas anteriores. Y sí, que volvamos a tener como protagonista a una aguerrida fémina (girl power!).

Lo peor: Un guión calculado (especialmente los momentos más dramáticos) al milímetro. Juega sobre seguro, pero sin la épica (y el factor remember) de otros títulos. También lo mucho que se añora, al menos por estos lares, la labor vocal de Constantino Romero.

Calificación: 6/10.

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