sábado, 11 de febrero de 2017

Ken Park

Título original: Ken Park. Año: 2002. País: Estados Unidos. Género: Drama. Directores: Larry Clark y Edward Lachman. Guionistas: Harmony Korine y Larry Clark. Intérpretes: James Bullard, James Ransone, Amanda Plummer, Tiffany Limos, Stephen Jasso, Adam Chubuck, Maeve Quinlan, Wade Andrew Williams.

Larry Clark, especialista en retratar a la juventud más marginal (ya lo demostró con su primer, y alabado, largometraje, Kids), y Edward Lachman, director de fotografía de películas tan relevantes como Carol, Erin Brockovich o Las vírgenes suicidas (The Virgin Suicides), dirigen conjuntamente este drama dedicado a mostrarnos los avatares de varios jóvenes de clase baja y su entorno. Ken Park comienza con el suicidio del joven que da nombre a la cinta (y al que da vida Adam Chubuck) para posteriormente centrarse en las vidas de algunos de sus amigos/conocidos. El siempre polémico Harmony Korine (Gummo, Spring Breakers) se encarga del guión.


Los verdaderos protagonistas de la película son Shawn (James Bullard), quien mantiene una doble relación con una guapa joven y con la atractiva madre de ésta; Peaches (Tiffany Limos), muy responsable a ojos de su ultraconservador y religioso padre pero muy activa sexualmente; Claude (Stephen Jasso), siempre vejado por su autoritario y alcohólico padre debido a su carácter introvertido; y Tate (James Ransome), un odioso, ordinario y violento joven que vive con sus abuelos y con su perro de tres patas. La frescura (¿o tal vez sería más correcto decir el amateurismo?) de los actores (la mayoría de los cuales no han continuado con sus carreras interpretativas) contrasta sobremanera con el brusco comportamiento borderline de sus personajes. Personajes con los que resulta complicado simpatizar a pesar de todas las penurias que sufren.

 
El descaro de Clark (y Lachman y Korine) se hace latente en cada fotograma. No nos da tregua (a los espectadores, claro). Nos aturulla con toda una colección de escenas escatológicas y/o sexuales (asesinatos con erecciones, sexo oral, asfixia + eyaculación) que no pueden dejar indiferente a nadie. Yo hubiese agradecido menos polémicas gratuitas y personajes más complejos o mejor desarrollados (tengo la sensación de que apenas se incide en la psique de los mismos). El mensaje final deja un regusto amargo (atención al último e imprescindible diálogo de la cinta); si por lo menos nos hubiesen evitado algunas escenas innecesarias, o algunos diálogos tan irritantes como pueriles, nos encontraríamos ante una historia (más o menos) interesante. Por desgracia no es así y la película de Clark y Lachman, en su exacerbado afán por epatar al personal, se acaba quedando más cerca de la mediocridad que de la notabilidad.

Lo mejor: Destila frescura. Aunque sólo sea por contar con un buen puñado de rostros jóvenes (el mejor, un apocado Stephen Jasso) poco (o nada) explotados (cinematográficamente hablando).

Lo peor: Unos personajes (y unas escenas) capaces de repeler a todo el personal.

Puntuación: 4/10.

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