jueves, 12 de marzo de 2015

Cincuenta sombras de Grey

Título original: Fifty Shades of Grey. Año: 2015. País: Estados Unidos. Género: Drama, Erótico, Romance. Directora: Sam Taylor-Johnson. Guionista: Kelly Marcel (adaptando la novela de E.L. James). Intérpretes: Dakota Johnson, Jamie Dornan, Marcia Gay Harden, Max Martini, Jennifer Ehle, Rita Ora, Luke Grimes, Eloise Mumford, Dylan Neal, Victor Rasuk.

¡Qué difícil resulta recomendar una película! Sobre todo cuando se tienen unos gustos tan dispares como los míos. Es complicado recomendar una comedia o un drama, pero más lo es recomendar una película erótica. Si tiramos por lo fácil siempre tenemos ahí 9 semanas y media (9 ½ Weeks). Si queremos ser un poco más hipsters arriesgar podemos decidirnos por la notable (y perturbadora) Nymphomaniac, del siempre genial polémico Lars von Trier. Si somos unos cachondos tenemos Showgirls, una de esas películas campy adorablemente malas. Pero, por favor, que nadie se atreva a recomendar este horror titulado Cincuenta sombras de Grey. No vale la pena. Ni como película erótica, ni como drama romántico, ni como nada de nada.


Todavía no entiendo cómo una novela (pseudo)erótica centrada en una relación sadomasoquista (OMFG!) ha podido conquistar el ¿corazón? de tantas y tantas cincuentonas (y no tan cincuentonas) aburridas de la vida. Ni tampoco entiendo cómo la película que nos ocupa lleva el mismo y exitoso camino. La trama de esta primera entrega (sí, estamos ante otra trilogía literaria de medio pelo; una triste ojeada a varios de sus capítulos me sobra para realizar semejante aseveración) narra el inicio de la “relación” que se establece entre una inocente y virginal joven (Dakota Johnson, la hijísima de Don Johnson y Melanie Griffith) y un empresario de buen porte y oscuro interior (el modelo y actor Jamie Dornan, quien sustituyó a Charlie Hunnam, actor que, abrumado por las críticas, decidió abandonar la producción aduciendo que el rodaje coincidía con el de la serie que protagonizaba). Y sí, hay desnudos, aunque más parciales que totales y menos lujuriosos de lo que cabría esperar.


Puede parecer que profeso un odio irracional hacia este trabajo, pero es que hacía tiempo que no me aburría (y resoplaba) tanto en una sala de cine. La culpa no sólo la tiene un guión patético y repleto de diálogos sonrojantes (en el peor de los sentidos), sino en un protagonista masculino tan mono (que no sexy) como terriblemente insulso. Además, entre éste y Johnson no hay nada de química. Todo un error de casting que termina convertido en un lastre insalvable. ¿Se sentirán igual de defraudadas las fans que querían ver al ascendente Matt Bomer, actor que fue desechado (aunque seguramente él nunca hubiese aceptado protagonizar semejante suicidio para su carrera) por la “escritora” por ser abiertamente gay, como Christian Grey? La que no debería despertar tanta animadversión es Johnson, más que correcta en su papel de mojigata enchochada. Ella, y la aceptable, aunque algo aséptica, dirección son lo poco que (medio) salvaría de este despropósito. Por cierto, ¿soy el único que ve guiños/plagios/homenajes a Pretty Woman y a la serie Anatomía de Grey (Grey’s Anatomy)? A la primera en un par de escenas (la de la bañera y la del piano); a la segunda en muchas otras cosas (en ambas los protagonistas se apellidan Grey, la acción tiene lugar en Seattle y el ascensor juega un papel más que destacable en la trama).


Y acabo con una recomendación: vean cualquier otra película de la cartelera, lean algo que no sea la primera parte de una trilogía o, si están muy cachondos, alquilen una porno, forniquen o mastúrbense. Cualquier cosa será infinitamente mejor (no lo duden) que enfrentarse a este suplicio hecho film. ¡Ver este horror sí que es una tortura y no lo que le hace Grey a su pobre partenaire!

Lo mejor: Que la vi gratis (¡gracias, Isa!).

Lo peor: Casi todo lo demás. Especialmente los diálogos y la terrible labor de su protagonista masculino.

Puntuación: 2,5/10.

No hay comentarios:

Publicar un comentario